Mi nombre es Johanna Pineda y soy la fundadora de Foamyangel, a lo largo de mi carrera, he trabajado incansablemente para dominar las técnicas y secretos detrás de la creación de figuras en foami. He diseñado innumerables piezas únicas y hermosas, y he acumulado un conocimiento profundo sobre el material y las mejores prácticas para dar vida a estas creaciones de manera fácil y eficiente con un toque personal. Mis creaciones han adornado una variedad de lugares, desde aulas de clase, bibliotecas, fiestas infantiles hasta habitaciones de niños y baby showers. También he tenido el honor de formar parte de numerosos hogares durante las festividades decembrinas. Gracias a mi técnica original y exclusiva, he tenido la fortuna de contar con una amplia clientela y una gran cantidad de pedidos. Esto me permitió la bendición de quedarme en casa y cuidar de mi hijo, quien hoy tiene 14 años. He tenido el privilegio de verlo crecer mientras he continuado generando ingresos desde la comodidad de mi hogar y evolucionando como persona.
Hace un tiempo tomé la decisión de compartir mi pasión y experiencia con el mundo, lo que marcó el inicio de mi misión de ofrecer a otras personas la oportunidad de sumergirse en este emocionante mundo del arte con foami. Comencé a desarrollar moldes detallados y a crear videos tutoriales que sirven como guía para entusiastas del foami, sin importar si son principiantes o avanzados, acompañándolos en cada paso del proceso. Este enfoque ha permitido que mis alumnos creen hermosas figuras en foami con facilidad y comodidad desde sus propios hogares.
Mis Objetivos:
Mi objetivo principal radica en difundir el amor por la elaboración de figuras en foami y brindar la oportunidad a más personas de unirse a esta vibrante comunidad creativa. Mi deseo es que descubras la alegría de ver tus propias creaciones cobrar vida y desarrolles tus habilidades en este maravilloso arte, con los videos tutoriales. Me encantaría que aquellos que lo deseen puedan emprender, al igual que yo lo hice, utilizando este versátil y duradero material. Soy una fiel convencida que siempre debemos hacer solo lo que amamos y disfrutamos.
Me llena de inmenso orgullo y satisfacción haber presenciado a muchas mujeres generar ingresos con estos encantadores diseños. Mi mayor deseo es inspirar a muchas más mujeres para que también se atrevan a emprender desde la comodidad de sus hogares.
A mi madre, Gloria Ayala, quien desde pequeña supo ver en mí un talento para las manualidades y me guió hacia este maravilloso mundo. Gracias a ella descubrí el foami, un material que amo profundamente y que hoy llevo con orgullo a millones de hogares.
A mi papá, Héctor Pineda, quien, aunque ahora me acompaña desde el cielo, siempre creyó en mí y me animaba a seguir adelante, recordándome que tenía “oro en polvo” en mis manos. Papá, espero que te sientas orgulloso de ver cómo tus palabras han cobrado vida y, aunque ya no realizo las figuras terminadas, mis moldes han llegado a miles de hogares, cumpliendo ese sueño que tú siempre tuviste para mí. Gracias por ver ese brillo especial en mí.
A mi hijo, Miguel Ángel, mi inspiración constante y mi impulso para no detenerme. En esos días de soledad mientras creaba mis figuras, él era mi compañero fiel y el primero en ver mis creaciones. Gracias, hijo, por ser mi apoyo y por darme tanto amor. Deseo seguir siendo tu guía y tu ejemplo, y que mis pasos te inspiren a perseguir tus propios sueños.
A mis perritos, Coco y Banano, quienes llenan mi vida de alegría con sus travesuras y su amor incondicional. Son un rayito de luz que siempre me recuerda la importancia de la felicidad en las pequeñas cosas.
Un agradecimiento especial a mi ángel y amigo, Jorge Martín, por desafiarme a siempre ir por más y enseñarme que la magia existe; que en lo más simple encontramos amor y felicidad.
A mis guías espirituales, Nury Daza y John Guarín, por su luz y apoyo incondicional.
A mis hermanos, Andrés y Camilo Pineda, y a mis grandes amigos y compañeros de vida, Lina Buitrago, Claudia Vargas, Julián Abril, Sandra Villa, Stefany García. Gracias por ser ese respaldo constante en los últimos años de mi vida y mi carrera.
A mis mentores Laín García Calvo, Ricardo Ponce, Covadonga Pérez y Lida Arias, a quienes sigo en redes sociales. Su inspiración, sabiduría y conocimiento me han ayudado a sanar, a cambiar mi mentalidad y a llevar mi vida y mi empresa, FoamyAngel, a un nivel superior.
A Cristian Silva, el talento detrás de la ejecución de esta página web. Con su habilidad, disposición y dedicación, hizo posible que este proyecto se convirtiera en una realidad compartida.
A mi primera profesora de foami, Nubia Vergara, allá en el 2008; a mi profesor de marketing Ing. Andrés Gutiérrez (Ewonti) a Danny Artunduaga y Edison Fuentes, mi aliados en Hotmart, cuyo apoyo ha sido fundamental en este camino.
Y por último, pero no menos importante, gracias a Dios y a sus ángeles, los verdaderos protagonistas y autores de este proyecto, FoamyAngel. Sin su ayuda e inspiración, nuestra comunidad de apasionados por el foami no crecería cada día como lo hace.
Jesús David, un gran amigo y casi hermano, llegó a mi vida en uno de los momentos más oscuros, justo cuando mis cuentas estaban en ceros y el agobio amenazaba con devorarme. A eso se sumaba el hecho de que, por primera vez en mi vida, llevaba un año viviendo sola con la responsabilidad de un hijo y dos peluditos que dependían completamente de mí. ¿Cómo iba a fallarles? Ese día, decidí salir a caminar al parque. Últimamente, la naturaleza me venía muy bien y, además, no quería dejarme agobiar. El día estaba soleado y hacía días que no disfrutaba de un momento así. Mientras caminaba, algo en mi interior me decía que, a pesar de todo, aún podía sonreír, que aún podía seguir adelante.
Fue entonces cuando vi a un abuelito pequeño, con una mirada brillante, casi como un duendecito. Su mirada parecía decirme: “Sonríe, todo va a estar bien”, aunque él viviera en la calle. Sin pensarlo, le di lo último que daba. En otro tiempo, me hubiera aterrorizado la idea, pero ese día pensé como la viuda que habla la Biblia: entregué literalmente todo lo que me quedaba porque sentí que, para él, esos pocos billetes significaban mucho más que para mí. El abuelo nunca lo sabrá, pero sentí su bendición, pues de alguna manera pensaba que todo estaría bien. No lo volví a ver, pero su sonrisa se quedó grabada en mi corazón y me hizo sonreír también.
En ese momento entendí algo que jamás olvidaría: ya no tenía nada que perder. Lo único que jamás perdería, ni perderé, es la fe. Seguí caminando, dejando que la naturaleza me envolviera, permitiéndome sentir la paz que solo los árboles pueden dar. Me acosté en la hierba, miré al cielo y le dije a Dios, con lágrimas en los ojos: “Todo está en tus manos”. Y aunque las lágrimas rodaron por mi rostro, sentí una paz infinita que me abrazó por completo.
Entonces, levanté la mirada, y ahí estaba él: Jesús David. Coco corrió hacia un árbol cercano, y al seguirlo, volví a cruzar miradas con él. Fue como si el universo me hubiera enviado a esa alma generosa, justo cuando más lo necesitaba. Desde ese instante, supe que había recibido un regalo invaluable: alguien con quien jamás volvería a sentirme sola.
Ese día me enseñó tantas lecciones: el verdadero valor de la amistad sincera, de la lealtad, y del gozo inmenso que se siente al ayudar sin esperar nada a cambio. Aprendí a disfrutar de cada momento, a valorar lo poco y lo mucho, y a bailar bajo la lluvia, sabiendo que siempre hay algo hermoso en lo que parece oscuro. Comprobé una vez más que hay personas mágicas que Dios nos envía y llegan para iluminar nuestra vida, y que es posible amar desde el primer instante, con toda el alma.
Camino a casa, después de haber compartido un pedazo de mi historia con mi nuevo amigo, y sintiendo su apoyo indescriptible, regresé con la convicción de que el universo nunca te abandona, que siempre está allí para respaldarte, sobre todo en los momentos más difíciles. Con esa fe renovada, decidí seguir luchando por mis sueños y llevar a FoamyAngel a otro nivel. Y como me enseña mi mentor Lain: “Por muchos ‘no’ de tu pasado, hay un gran ‘sí’ en tu futuro.” Mi amigo Jesús David es parte de ese ‘sí’ que Dios trajo a mi vida.
Desde ese día, Jesús David y yo hemos sido una constante en la vida del otro, siempre apoyándonos, siempre caminando juntos en este viaje, sin más pretensiones que la de una amistad verdadera y pura. Ese día todo cambió, y hoy, más que nunca, agradezco tenerlo a mi lado. 🍀Él me ha enseñado a ser auténtica, a aprovechar cada instante, y a valorar a las personas tal como son.
Y cuando, entre tantas conversaciones, me surgió la idea de que nuestra tribu de dos se llamara “Hakuna Matata”, fue como un chiste entre nosotros, pero con un fondo profundo. Yo le dije, entre risas: “¡Nuestra banda se llama Hakuna Matata!”, porque, al final, lo que importa es vivir sin preocupaciones, fluir con la vida, y confiar plenamente en que todo estará bien. Ese recordatorio de “Hakuna Matata” se quedó en mi alma, como una canción que te devuelve a casa, y desde entonces, llevo esa paz en el corazón, sabiendo que todo está en manos de Dios.
Hoy quiero rendirle un homenaje, porque sin su presencia y apoyo, no habría llegado hasta aquí. Jesús David apareció justo en el momento en que más lo necesitaba, recordándome que Dios siempre llega a tiempo. En esos momentos cuando sentimos que estamos solos, el universo nos sorprende con regalos inesperados. Solo es cuestión de confiar, de creer y de esperar el momento perfecto que Dios tiene preparado para nosotros.
Gracias amigo, se que serás un gran ejemplo y orgullo para tu hijo Ian.
no te pierdas las próximas personas especiales que reconoceremos en esta sección en constante cambio. Cada cierto tiempo, alguien nuevo se une a nuestras historias de gratitud y reconocimiento, creando un espacio lleno de inspiración y cariño.
Foamyangel 2024